el mensaje del domingo de ramos y la pasión

Las lecturas de hoy nos llevan de un extremo a otro –
Del triunfo a la crucifixión.
Desde la celebración del éxito hasta el rechazo y la traición.
De la certeza a la incertidumbre.

Sin embargo, ¿notaron que también había constancia y fe en esta historia?
Jesús fue constante en su posición, sin ceder ni renunciar a su mensaje de justicia y amor.
Las mujeres estaban constantes en su posición– siguiendo y cuidando a Jesús hasta el pie de la cruz.

Esa constancia frente al desafío es real para nosotros hoy.
Nos bombardean con noticias y consejos contradictorios y no sabemos en quién ni en qué confiar.
La tentación de negar como Pedro o traicionar como Judas también nos desafía.

Pero sobre toda nuestra fragilidad y defectos humanos, podemos aferrarnos a este mensaje: ¡
Dios prevalece! Dios no se rinde y Dios no se rinde.
Dios se aferra al compromiso de Dios de amor, justicia, misericordia y perdón.

Jesús no renunció a su compromiso aun cuando luchó en su humanidad, sabía que Dios prevalecería sobre las acciones más horribles: su propia muerte humillante y vergonzosa en una cruz.

Dios prevalece cuando no nos damos por ventosos, cuando nos aferramos a nuestro cuidado por nosotros mismos y por los demás. Dios prevalece cuando seguimos orando el uno por el otro y por el mundo. Dios prevalece cuando tomamos decisiones que nos mantienen a nosotros y a los demás a salvo.

Dios prevalecerá sobre todos. Recordemos eso ahora y siempre.