July 4, 2021
Sixth Sunday After Pentecost – Sexto Domingo Después de Pentecostés
Esa voz me dijo: «Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte».
2 Mientras me hablaba, el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie, y pude oír al que me hablaba. 3 Me dijo: «Hijo de hombre, te voy a enviar a los israelitas. Es una nación rebelde que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus antepasados se han rebelado contra mí hasta el día de hoy. 4 Te estoy enviando a un pueblo obstinado y terco, al que deberás advertirle: “Así dice el Señor omnipotente”. 5 Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero al menos sabrán que entre ellos hay un profeta.
to you enthroned in the heavens.
2As the eyes of servants look to the hand of their masters, and the eyes of a maid to the hand of her mistress,
so our eyes look to you, O Lord our God, until you show us your mercy.
3Have mercy upon us, O Lord, have mercy,
for we have had more than enough of contempt,
4too much of the scorn of the indolent rich,
and of the derision of the proud.
Hacia ti dirijo la mirada,
hacia ti, cuyo trono está en el cielo.
2 Como dirigen los esclavos la mirada
hacia la mano de su amo,
como dirige la esclava la mirada
hacia la mano de su ama,
así dirigimos la mirada al Señor nuestro Dios,
hasta que nos muestre compasión.
3 Compadécenos, Señor, compadécenos,
¡ya estamos hartos de que nos desprecien!
4 Ya son muchas las burlas que hemos sufrido;
muchos son los insultos de los altivos,
y mucho el menosprecio de los orgullosos.
2 Conozco a un seguidor de Cristo que hace catorce años fue llevado al tercer cielo (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe). 3 Y sé que este hombre (no sé si en el cuerpo o aparte del cuerpo; Dios lo sabe) 4 fue llevado al paraíso y escuchó cosas indecibles que a los humanos no se nos permite expresar. 5 De tal hombre podría hacer alarde, pero de mí no haré alarde sino de mis debilidades. 6 Sin embargo, no sería insensato si decidiera jactarme, porque estaría diciendo la verdad. Pero no lo hago, para que nadie suponga que soy más de lo que aparento o de lo que digo.
7 Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara. 8 Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; 9 pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. 10 Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Then he went about among the villages teaching. 7He called the twelve and began to send them out two by two, and gave them authority over the unclean spirits. 8He ordered them to take nothing for their journey except a staff; no bread, no bag, no money in their belts; 9but to wear sandals and not to put on two tunics. 10He said to them, “Wherever you enter a house, stay there until you leave the place. 11If any place will not welcome you and they refuse to hear you, as you leave, shake off the dust that is on your feet as a testimony against them.” 12So they went out and proclaimed that all should repent. 13They cast out many demons, and anointed with oil many who were sick and cured them.
Salió Jesús de allí y fue a su tierra, en compañía de sus discípulos. 2 Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga.
—¿De dónde sacó este tales cosas? —decían maravillados muchos de los que le oían—. ¿Qué sabiduría es esta que se le ha dado? ¿Cómo se explican estos milagros que vienen de sus manos? 3 ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María y hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros?
Y se escandalizaban a causa de él. Por tanto, Jesús les dijo:
4 —En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa.
5 En efecto, no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos. 6 Y él se quedó asombrado por la incredulidad de ellos.
Jesús recorría los alrededores, enseñando de pueblo en pueblo. 7 Reunió a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus malignos.
8 Les ordenó que no llevaran nada para el camino, ni pan, ni bolsa, ni dinero en el cinturón, sino solo un bastón. 9 «Lleven sandalias —dijo—, pero no dos mudas de ropa». 10 Y añadió: «Cuando entren en una casa, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 11 Y, si en algún lugar no los reciben bien o no los escuchan, al salir de allí sacúdanse el polvo de los pies, como un testimonio contra ellos».
12 Los doce salieron y exhortaban a la gente a que se arrepintiera. 13 También expulsaban a muchos demonios y sanaban a muchos enfermos, ungiéndolos con aceite.
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