Respirará el aliento de Dios, Expirará el mundo
Tómase un momento y respira profundamente
Ahora exhala lentamente
Haz esto una vez más
¿Cómo se siente para poder respirar?
Las lecciones del día de hoy son sobre la respiración y como el aliento de Dios tiene poder para dar la vida a nosotros.
Con la locura de COVID en nuestras vidas, se perece que tengamos miedo de respirar.
¿Voy a respirar el virus? ¿Voy a espirar el virus y dale a otras?
Si bien es posible que nadie hable directamente de estas preguntas, están ahí todos iguales.
Por ejemplo, estaba en una oficina del doctor ayer y cada empleado tuvieron una máscara que cubre la nariz y la boca. Y en HEB yo vi gente usando máscaras también.
Hoy es un buen día para hablar más sobre la respiración.
la respiración es como traemos oxígeno a nuestros cuerpos y liberamos dióxido de carbona para que nuestros cuerpos puedan quemar azúcares y ácidos grasos para hacer energía.
Necesitamos tener oxígeno para el proceso de reemplazar los setecientos mil millones de células que se desgasten todos los días de nuestras vidas.
El oxígeno también en un parte del sistema de inmunidad que mata las bacterias y los viruses y protegernos.
¡Que cosas increíbles son nuestros cuerpos!
Cuando estamos pensando en la respiración, consideramos las lecturas del hoy que son sobre el aliento de Dios y su poder para nosotros.
Empezamos con la experiencia de Ezequiel cuando Dios lo llevó al valle lleno de heusos.
Y Dios mandó a Ezequiel
«Profetiza sobre estos huesos, y diles: “¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! 5 Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: ‘Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir. 6 Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor’ ”».
Y despues los huesos comenzaron a unirse entre sí. Pero, ¡No tenian vida! Los cuerpos necesitaron más.
Ellos necesitaron el aliento de Dios para vivir.
9 Entonces el Señor me dijo: «Profetiza, hijo de hombre; conjura al aliento de vida y dile: “Esto ordena el Señor omnipotente: ‘Ven de los cuatro vientos, y dales vida a estos huesos muertos para que revivan’ ”».
Y el milagro – 10 Yo profeticé, tal como el Señor me lo había ordenado, y el aliento de vida entró en ellos; entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie.
La profecía de Ezequiel llamó el aliento de Dios, el Espíritu de Dios de los cuatro vientos y llenó todos esos cuerpos con el espíritu de Dios y vivieron.
Este es el poder del aliento de Dios y tenemos el aliento de Dios dentro de cada uno de nosotros.
Nuestro evangelio es otro ejemplo del poder del aliento de Dios.
Tradicionalmente, leímos esta lección el domingo antes del domingo de ramos.
Es la historia de la resurrección de Lázaro.
Lázaro era el hermano de María y Marta, las mujeres que cocieron y limpiaron para los discípulos y Jesús muchas veces en los tres años de su ministro. Jesús tuvo una relación fuerte con la familia y las mujeres eran discípulos de Jesús como los hombres.
Un día cuando Jesús y sus discípulos fueron de Judea, Lázaro se enfermó.
Marta y María decidieron pedir de Jesús sanarlo.
En vez de regresar tan pronto, Jesús se fijo tres días mas antes de decidir regresar al pueblo de Lázaro.
Y como era de esperar, Lázaro murió y fue enterrado cuando Jesús llegó.
Lo que sigue dentro Jesús y Marta son una de las mas bonitas declaraciones de fe en la biblia
21 —Señor —le dijo Marta a Jesús—, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.
23 —Tu hermano resucitará —le dijo Jesús.
24 —Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final —respondió Marta.
25 Entonces Jesús le dijo:
—Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; 26 y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?
27 —Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.
En su dolor y pérdida, Marta sabía lo que creía y lo proclamó claramente.
Después de hablar con Marta y maría y tomar un tiempo humano para llorar sobre Lázaro,
Jesús usó su aliento para proclamar el poder de Dios sobre la muerte:
Padre, te doy gracias porque me has escuchado. 42 Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.
43 Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas:
—¡Lázaro, sal fuera!
Lázaro salió del a tumba, respirando y viviendo, para sombro de todos los alrededores.
Respira otra
respiración profunda: siente la presencia de Dios entrando en usted, dándose
vida, dándose esperanza,
Llenarse de alegría por estar vivo. Estira los pulmones con un gran aliento.
Respira esto: “Yo soy la resurrección y la vida. Aquellos que creen en mí, aunque mueran, vivirán, y todos los que viven y creen en mí nunca morirán”.
¿Usted los cree? Di en voz alta y claramente como Jesús gritó Lázaro ¡Sí, creo esto!
¿Puede sentir el aliento de Dios dentro de usted? Con el aliento de Dios dentro de usted no hay lugar por el mundo llenarse con miedo o ansiedad.
El aliento de Dios es el Espíritu Santo, que se llena del poder de seguir viviendo como hijos amados de Dios
Todos los días de esta semana, tomase un poco de tiempo para practicar la respiración en la respiracion de Dios y decir en voz alta ¡Sí, creo esto!