Sunday, August 8, 2021
Eleventh Sunday After Pentecost/Undécimo Domingo Después de Pentecostés
4 y caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto, y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto, Señor! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados». 5 Luego se acostó debajo del arbusto y se quedó dormido. De repente, un ángel lo tocó y le dijo: «Levántate y come». 6 Elías miró a su alrededor y vio a su cabecera un panecillo cocido sobre carbones calientes y un jarro de agua. Comió y bebió, y volvió a acostarse.
7 El ángel del Señor regresó y, tocándolo, le dijo: «Levántate y come, porque te espera un largo viaje». 8 Elías se levantó, y comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios.
1 I will bless the Lord at all times;
his praise shall continually be in my mouth.
2 My soul makes its boast in the Lord;
let the humble hear and be glad.
3 O magnify the Lord with me,
and let us exalt his name together.
4 I sought the Lord, and he answered me,
and delivered me from all my fears.
5 Look to him, and be radiant;
so your faces shall never be ashamed.
6 This poor soul cried, and was heard by the Lord,
and was saved from every trouble.
7 The angel of the Lord encamps
around those who fear him, and delivers them.
8 O taste and see that the Lord is good;
happy are those who take refuge in him.
Bendeciré al Señor en todo tiempo;
mis labios siempre lo alabarán.
2 Mi alma se gloría en el Señor;
lo oirán los humildes y se alegrarán.
3 Engrandezcan al Señor conmigo;
exaltemos a una su nombre.
4 Busqué al Señor, y él me respondió;
me libró de todos mis temores.
5 Radiantes están los que a él acuden;
jamás su rostro se cubre de vergüenza.
6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó
y lo libró de todas sus angustias.
7 El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen;
a su lado está para librarlos.
8 Prueben y vean que el Señor es bueno;
dichosos los que en él se refugian.
25 Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. 26 «Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol, 27 ni den cabida al diablo. 28 El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados.
29 Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. 30 No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención. 31 Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. 32 Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
5 Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, 2 y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.
41 Entonces los judíos comenzaron a murmurar contra él, porque dijo: «Yo soy el pan que bajó del cielo». 42 Y se decían: «¿Acaso no es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que sale diciendo: “Yo bajé del cielo”?»
43 —Dejen de murmurar —replicó Jesús—. 44 Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final. 45 En los profetas está escrito: “A todos los instruirá Dios”. En efecto, todo el que escucha al Padre y aprende de él viene a mí. 46 Al Padre nadie lo ha visto, excepto el que viene de Dios; solo él ha visto al Padre. 47 Ciertamente les aseguro que el que cree tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron. 50 Pero este es el pan que baja del cielo; el que come de él no muere. 51 Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.
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