Sunday, January 17, 2021
Second Sunday after Epiphany/Segundo Domingo Después de la Epifanía
2At that time Eli, whose eyesight had begun to grow dim so that he could not see, was lying down in his room; 3the lamp of God had not yet gone out, and Samuel was lying down in the temple of the Lord, where the ark of God was. 4Then the Lord called, “Samuel! Samuel!” and he said, “Here I am!” 5and ran to Eli, and said, “Here I am, for you called me.” But he said, “I did not call; lie down again.” So he went and lay down. 6The Lord called again, “Samuel!” Samuel got up and went to Eli, and said, “Here I am, for you called me.” But he said, “I did not call, my son; lie down again.” 7Now Samuel did not yet know the Lord, and the word of the Lord had not yet been revealed to him. 8The Lord called Samuel again, a third time. And he got up and went to Eli, and said, “Here I am, for you called me.” Then Eli perceived that the Lord was calling the boy. 9Therefore Eli said to Samuel, “Go, lie down; and if he calls you, you shall say, ‘Speak, Lord, for your servant is listening.’ ” So Samuel went and lay down in his place.
10Now the Lord came and stood there, calling as before, “Samuel! Samuel!” And Samuel said, “Speak, for your servant is listening.” [11Then the Lord said to Samuel, “See, I am about to do something in Israel that will make both ears of anyone who hears of it tingle. 12On that day I will fulfill against Eli all that I have spoken concerning his house, from beginning to end. 13For I have told him that I am about to punish his house forever, for the iniquity that he knew, because his sons were blaspheming God, and he did not restrain them. 14Therefore I swear to the house of Eli that the iniquity of Eli’s house shall not be expiated by sacrifice or offering forever.”
15Samuel lay there until morning; then he opened the doors of the house of the Lord. Samuel was afraid to tell the vision to Eli. 16But Eli called Samuel and said, “Samuel, my son.” He said, “Here I am.” 17Eli said, “What was it that he told you? Do not hide it from me. May God do so to you and more also, if you hide anything from me of all that he told you.” 18So Samuel told him everything and hid nothing from him. Then he said, “It is the Lord; let him do what seems good to him.”
19As Samuel grew up, the Lord was with him and let none of his words fall to the ground. 20And all Israel from Dan to Beer-sheba knew that Samuel was a trustworthy prophet of the Lord.]
Samuel, que todavía era joven, servía al Señor bajo el cuidado de Elí. En esos tiempos no era común oír palabra del Señor, ni eran frecuentes las visiones.
2 Elí ya se estaba quedando ciego. Un día, mientras él descansaba en su habitación, 3 Samuel dormía en el santuario del Señor, donde se encontraba el arca de Dios. La lámpara de Dios todavía estaba encendida. 4 El Señor llamó a Samuel, y este respondió:
—Aquí estoy.
5 Y en seguida fue corriendo adonde estaba Elí, y le dijo:
—Aquí estoy; ¿para qué me llamó usted?
—Yo no te he llamado —respondió Elí—. Vuelve a acostarte.
Y Samuel volvió a su cama.
6 Pero una vez más el Señor lo llamó:
—¡Samuel!
Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo:
—Aquí estoy; ¿para qué me llamó usted?
—Hijo mío —respondió Elí—, yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.
7 Samuel todavía no conocía al Señor, ni su palabra se le había revelado.
8 Por tercera vez llamó el Señor a Samuel. Él se levantó y fue adonde estaba Elí.
—Aquí estoy —le dijo—; ¿para qué me llamó usted?
Entonces Elí se dio cuenta de que el Señor estaba llamando al muchacho.
9 —Ve y acuéstate —le dijo Elí—. Si alguien vuelve a llamarte, dile: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”.
Así que Samuel se fue y se acostó en su cama. 10 Entonces el Señor se le acercó y lo llamó de nuevo:
—¡Samuel! ¡Samuel!
—Habla, que tu siervo escucha —respondió Samuel.
11 —Mira —le dijo el Señor—, estoy por hacer en Israel algo que a todo el que lo oiga le quedará retumbando en los oídos. 12 Ese día llevaré a cabo todo lo que he anunciado, de principio a fin, en contra de Elí y su familia. 13 Ya le dije que por la maldad de sus hijos he condenado a su familia para siempre; él sabía que estaban blasfemando contra Dios y, sin embargo, no los refrenó. 14 Por lo tanto, hago este juramento en contra de su familia: ¡Ningún sacrificio ni ofrenda podrá expiar jamás el pecado de la familia de Elí!
15 Samuel se acostó, y a la mañana siguiente abrió las puertas de la casa del Señor, pero no se atrevía a contarle a Elí la visión. 16 Así que Elí tuvo que llamarlo.
—¡Samuel, hijo mío!
—Aquí estoy —respondió Samuel.
17 —¿Qué fue lo que te dijo el Señor? —le preguntó Elí—. Te pido que no me lo ocultes. ¡Que Dios te castigue sin piedad si me ocultas una sola palabra de todo lo que te ha dicho!
18 Samuel se lo refirió todo, sin ocultarle nada, y Elí dijo:
—Él es el Señor; que haga lo que mejor le parezca.
19 Mientras Samuel crecía, el Señor estuvo con él y cumplió todo lo que le había dicho. 20 Y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, se dio cuenta de que el Señor había confirmado a Samuel como su profeta.
O Lord, you have known me.
2You know my sitting down and my rising up;
you discern my thoughts from afar.
3You trace my journeys and my resting-places
and are acquainted with all my ways.
4Indeed, there is not a word on my lips,
but you, O Lord, know it altogether.
5You encompass me, behind and before,
and lay your hand upon me.
6Such knowledge is too wonderful for me;
it is so high that I cannot attain to it.
13For you yourself created my inmost parts;
you knit me together in my mother’s womb.
14I will thank you because I am marvelously made;
your works are wonderful, and I know it well.
15My body was not hidden from you,
while I was being made in secret and woven in the depths of the earth.
16Your eyes beheld my limbs, yet unfinished in the womb; all of them were written in your book;
my days were fashioned before they came to be.
17How deep I find your thoughts, O God!
How great is the sum of them!
18If I were to count them, they would be more in number than the sand;
to count them all, my life span would need to be like yours.
Señor, tú me examinas,
tú me conoces.
2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
aun a la distancia me lees el pensamiento.
3 Mis trajines y descansos los conoces;
todos mis caminos te son familiares.
4 No me llega aún la palabra a la lengua
cuando tú, Señor, ya la sabes toda.
5 Tu protección me envuelve por completo;
me cubres con la palma de tu mano.
6 Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión;
tan sublime es que no puedo entenderlo.
13 Tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre.
14 ¡Te alabo porque soy una creación admirable!
¡Tus obras son maravillosas,
y esto lo sé muy bien!
15 Mis huesos no te fueron desconocidos
cuando en lo más recóndito era yo formado,
cuando en lo más profundo de la tierra
era yo entretejido.
16 Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación:
todo estaba ya escrito en tu libro;
todos mis días se estaban diseñando,
aunque no existía uno solo de ellos.
17 ¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos!
¡Cuán inmensa es la suma de ellos!
18 Si me propusiera contarlos,
sumarían más que los granos de arena.
Y, si terminara de hacerlo,
aún estaría a tu lado.
12 «Todo me está permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido», pero no dejaré que nada me domine. 13 «Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos»; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 14 Con su poder Dios resucitó al Señor, y nos resucitará también a nosotros. 15 ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo mismo? ¿Tomaré acaso los miembros de Cristo para unirlos con una prostituta? ¡Jamás! 16 ¿No saben que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: «Los dos llegarán a ser un solo cuerpo».[a] 17 Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu.
18 Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. 19 ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; 20 fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.
43 Al día siguiente, Jesús decidió salir hacia Galilea. Se encontró con Felipe, y lo llamó:
—Sígueme.
44 Felipe era del pueblo de Betsaida, lo mismo que Andrés y Pedro. 45 Felipe buscó a Natanael y le dijo:
—Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de quien escribieron los profetas.
46 —¡De Nazaret! —replicó Natanael—. ¿Acaso de allí puede salir algo bueno?
—Ven a ver —le contestó Felipe.
47 Cuando Jesús vio que Natanael se le acercaba, comentó:
—Aquí tienen a un verdadero israelita, en quien no hay falsedad.
48 —¿De dónde me conoces? —le preguntó Natanael.
—Antes de que Felipe te llamara, cuando aún estabas bajo la higuera, ya te había visto.
49 —Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel! —declaró Natanael.
50 —¿Lo crees porque te dije que te vi cuando estabas debajo de la higuera? ¡Vas a ver aun cosas más grandes que estas!
Y añadió:
51 —Ciertamente les aseguro que ustedes verán abrirse el cielo, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
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