Sunday, September 12, 2021
Sixteenth Sunday After Pentecost – Decimosexto Domingo Después de Pentecostés
4The Lord God has given me
the tongue of a teacher,
that I may know how to sustain
the weary with a word.
Morning by morning he wakens—
wakens my ear
to listen as those who are taught.
5The Lord God has opened my ear,
and I was not rebellious,
I did not turn backward.
6I gave my back to those who struck me,
and my cheeks to those who pulled out the beard;
I did not hide my face
from insult and spitting.
7The Lord God helps me;
therefore I have not been disgraced;
therefore I have set my face like flint,
and I know that I shall not be put to shame;
8he who vindicates me is near.
Who will contend with me?
Let us stand up together.
Who are my adversaries?
Let them confront me.
9aIt is the Lord God who helps me;
who will declare me guilty?
tener una lengua instruida,
para sostener con mi palabra al fatigado.
Todas las mañanas me despierta,
y también me despierta el oído,
para que escuche como los discípulos.
5 El Señor omnipotente me ha abierto los oídos,
y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás.
6 Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban,
mis mejillas a los que me arrancaban la barba;
ante las burlas y los escupitajos
no escondí mi rostro.
7 Por cuanto el Señor omnipotente me ayuda,
no seré humillado.
Por eso endurecí mi rostro como el pedernal,
y sé que no seré avergonzado.
8 Cercano está el que me justifica;
¿quién entonces contenderá conmigo?
¡Comparezcamos juntos!
¿Quién es mi acusador?
¡Que se me enfrente!
9 ¡El Señor omnipotente es quien me ayuda!
¿Quién me condenará?
and listened to my supplication,
2for the Lord has given ear to me
whenever I called.
3The cords of death entangled me; the anguish of the grave came upon me;
I came to grief and sorrow.
4Then I called upon the name of the Lord:
“O Lord, I pray you, save my life.”
5Gracious is the Lord and righteous;
our God is full of compassion.
6The Lord watches over the innocent;
I was brought low, and God saved me.
7Turn again to your rest, O my soul.
for the Lord has dealt well with you.
8For you have rescued my life from death,
my eyes from tears, and my feet from stumbling;
9I will walk in the presence of the Lord
in the land of the living.
porque él escucha mi voz suplicante.
2 Por cuanto él inclina a mí su oído,
lo invocaré toda mi vida.
3 Los lazos de la muerte me enredaron;
me sorprendió la angustia del sepulcro,
y caí en la ansiedad y la aflicción.
4 Entonces clamé al Señor:
«¡Te ruego, Señor, que me salves la vida!»
5 El Señor es compasivo y justo;
nuestro Dios es todo ternura.
6 El Señor protege a la gente sencilla;
estaba yo muy débil, y él me salvó.
7 ¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila,
que el Señor ha sido bueno contigo!
8 Tú, Señor, me has librado de la muerte,
has enjugado mis lágrimas,
no me has dejado tropezar.
9 Por eso andaré siempre delante del Señor
en esta tierra de los vivientes.
How great a forest is set ablaze by a small fire! 6And the tongue is a fire. The tongue is placed among our members as a world of iniquity; it stains the whole body, sets on fire the cycle of nature, and is itself set on fire by hell. 7For every species of beast and bird, of reptile and sea creature, can be tamed and has been tamed by the human species, 8but no one can tame the tongue—a restless evil, full of deadly poison. 9With it we bless the Lord and Father, and with it we curse those who are made in the likeness of God. 10From the same mouth come blessing and cursing. My brothers and sisters, this ought not to be so. 11Does a spring pour forth from the same opening both fresh and brackish water? 12Can a fig tree, my brothers and sisters, yield olives, or a grapevine figs? No more can salt water yield fresh.
Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad. 2 Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo.
3 Cuando ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, podemos controlar todo el animal. 4 Fíjense también en los barcos. A pesar de ser tan grandes y de ser impulsados por fuertes vientos, se gobiernan por un pequeño timón a voluntad del piloto. 5 Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa! 6 También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida.
7 El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas; 8 pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.
9 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. 10 De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada? 12 Hermanos míos, ¿acaso puede dar aceitunas una higuera o higos una vid? Pues tampoco una fuente de agua salada puede dar agua dulce.
30 Jesús les ordenó que no hablaran a nadie acerca de él. 31 Luego comenzó a enseñarles: —El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que a los tres días resucite. 32 Habló de esto con toda claridad. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. 33 Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro. —¡Aléjate de mí, Satanás! —le dijo—. Tú no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. 34 Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos. —Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga. 35 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio la salvará. 36 ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? 37 ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? 38 Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
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